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Niños y adolescentes   Fundación para la Diabetes

Complicaciones largo plazo

Una de las principales preocupaciones para las personas con diabetes mellitus tipo 1 (DT1) y sus familias son las complicaciones crónicas que pueden surgir a largo plazo. A continuación, explicaremos todo aquello que debes conocer sobre las complicaciones crónicas de la diabetes tipo 1.

¿Cómo se producen las complicaciones crónicas?

Las complicaciones pueden aparecer cuando los niveles de glucosa en sangre permanecen elevados durante mucho tiempo. En estos casos, la glucosa se acumula en las paredes de los vasos sanguíneos y los daña, dificultando la circulación de sangre en diferentes órganos del cuerpo y provocando como consecuencia un mal funcionamiento de estos.

¿Cuándo pueden aparecer y cómo se puede retrasar su aparición?

Estas complicaciones se conocen como crónicas, ya que se desarrollan a lo largo de muchos años de tener la enfermedad. La aparición de complicaciones varía en cada persona y está influenciada por factores como el control metabólico, la duración de la enfermedad, la edad, los antecedentes familiares, la asociación con otros factores de riesgo como la hipertensión arterial, la obesidad o el colesterol elevado, y la asociación con hábitos de vida poco saludables como el tabaquismo o el sedentarismo.

Por esta razón, mantener unos valores de glucosa dentro de los objetivos y evitar otros problemas de salud puede reducir la posibilidad de desarrollar complicaciones en el futuro. De hecho, gracias a un estudio publicado en 1994 (Estudio DCCT, Diabetes Control and Complications Trial) se demostró que el tratamiento intensivo con múltiples inyecciones diarias de insulina (MDI) permite un control de glucosa adecuado y secundariamente una reducción de las complicaciones a largo plazo, sobre todo si se mantiene un valor de hemoglobina glicada (HbA1c) alrededor o inferior a 7%.

¿Cómo puedo detectar la aparición de complicaciones?

Es común que las personas con diabetes no presenten síntomas hasta que la complicación ya está avanzada, por lo que es fundamental la prevención y el reconocimiento temprano de las complicaciones, es decir, realizar un cribado a través de revisiones médicas regulares. Las herramientas para detectar las complicaciones varían según el tipo de complicación, como se explicará más adelante.

¿Cuáles son las complicaciones crónicas?

Dependiendo del calibre del vaso sanguíneo afectado, las complicaciones crónicas de la diabetes se clasifican en microvasculares (se afectan vasos sanguíneos pequeños) y macrovasculares (se afectan vasos de tamaño grande).

 

Complicaciones Microvasculares

Las complicaciones microvasculares afectan a aquellos vasos sanguíneos de menor tamaño, principalmente los vasos que se encuentran en los riñones, ojos y nervios. Las complicaciones microvasculares son las más comunes en la diabetes mellitus tipo 1. Además, su presentación es más precoz que las macrovasculares, debido al menor calibre de los vasos.

Las complicaciones microvasculares son:

Nefropatía

Con este término nos referimos a la afectación del riñón. Las complicaciones renales representan la causa más frecuente de complicaciones de la diabetes en adultos jóvenes. Cuando no están presentes, la tasa de mortalidad es similar a la de la población en general, pero se incrementa de manera significativa cuando el riñón está afectado.

El riñón es el órgano que permite filtrar la sangre y eliminar los productos de desecho a través de la orina. Cuando los vasos sanguíneos del riñón se alteran, provocan un aumento de eliminación de proteínas en la orina que no deberían de eliminarse. Esta proteína eliminada es conocida como albúmina. Cuando hay una eliminación de pequeña cantidad de albúmina se conoce como microalbuminuria y cuando la eliminación es mayor, macroalbuminuria. Por lo tanto, la presencia de microalbuminuria en orina es un signo precoz de daño renal. Cuando la microalbuminuria no se controla puede acabar dañando el riñón de forma permanente.

 

¿Cómo se detecta?

La manera de diagnosticar muy precozmente el daño renal es midiendo los niveles de microalbuminuria en orina. Se puede recoger en una muestra de orina de primera hora de la mañana o recoger la orina durante 24 horas.

El cribado del daño renal debe comenzar en la pubertad o a partir de los 11 años de edad, con una duración de la diabetes de 2 a 5 años, y luego repetirse anualmente.

¿Cómo se previene y cómo se trata?

Para prevenir su aparición es esencial mantener niveles de glucosa en sangre dentro de los objetivos, tener valores de tensión arterial adecuados y evitar fumar. Una vez aparece, para revertir o prevenir la progresión de la albuminuria existen fármacos que pueden ayudar. Si no se ha controlado adecuadamente y el daño renal ya es permanente, puede ser necesario hacer diálisis o incluso trasplante renal.

Retinopatía diabética

¿Qué es la retinopatía diabética?

La retinopatía diabética es una enfermedad que afecta a la retina. La retina es la parte más interna del ojo y permite generar la visión. La retina está formada por muchos vasos sanguíneos de pequeño tamaño que se pueden afectar en personas con diabetes y puede representar una amenaza para la vista.

¿Cómo se detecta?

Para examinar la retina es necesario hacer controles con Oftalmología. El oftalmólogo realizará un fondo de ojo, que es una prueba que permite visualizar la zona posterior del globo ocular. Para realizar el fondo de ojo suele ser necesario dilatar la pupila a través de unas gotas. El cribado de la retinopatía se recomienda empezarlo en la pubertad o partir de los 11 años de edad, con un tiempo de evolución de al menos 2 a 5 años de la diabetes. La frecuencia recomendada es cada 2 o 3 años.

¿Cómo se previene y cómo se trata?

La duración de la diabetes, unos niveles de glucosa elevados persistentemente, el tabaquismo, la presión arterial elevada y la presencia de albuminuria son factores de riesgo bien conocidos que contribuyen al desarrollo de la retinopatía. Por lo tanto, es importante mantenerlos bajo control para evitar su aparición. Cuando la retinopatía ya está presente se puede realizar tratamiento con láser o con la administración de fármacos dentro del ojo.

Neuropatía diabética

¿Qué es la neuropatía diabética?

 

La neuropatía diabética se refiere a la afectación de los nervios y de la sensibilidad. El tipo más frecuente de síntomas que pueden aparecer es hormigueo y adormecimiento, principalmente en pies, dedos de las manos y parte inferior de las piernas.  

Si la sensibilidad está alterada puede ser que no se sienta el dolor de las pequeñas heridas y que éstas no se curen adecuadamente. Esto, junto con que las personas con diabetes pueden tener problemas de circulación, las heridas tienen más riesgo de infectarse, de complicarse, incluso ulcerarse. Estas complicaciones se conocen como pie diabético. Es una complicación que no suele ocurrir en niños/as. 

¿Cómo se detecta?  

Esta complicación es muy rara en niños/as y adolescentes. Sin embargo, en las guías actuales se recomienda el cribado en la pubertad o a partir de los 11 años, con una duración de la diabetes de 2 a 5 años, y luego repetirse anualmente. La evaluación de la neuropatía incluye valorar la sensibilidad a la temperatura, a los pinchazos, a la vibración y los reflejos de los tobillos.  

¿Cómo se previene? 

Además de las recomendaciones habituales de tener niveles de glucosa estables, evitar fumar y tener un estilo de vida saludable, es importante tener cuidado de los pies, detectar heridas y curarlas adecuadamente.  

 

Complicaciones Macrovasculares

Las complicaciones macrovasculares afectan a los vasos sanguíneos de mayor calibre, como la aorta, carótida y grandes vasos de los miembros superiores e inferiores. Cuando se dañan estos vasos sanguíneos, existe más riesgo de tener arteriosclerosis y problemas del corazón. Los factores que contribuyen a desarrollar estos problemas son los niveles de glucosa elevados persistentemente, la tensión arterial elevada y el colesterol elevado. Las personas con DT1 presentan un inicio más temprano de problemas cardiovasculares y una mayor mortalidad en comparación con la población sana. Es crucial una prevención y una mejora de los factores de riesgo principales que propician la aparición en la vida adulta de este tipo de enfermedades.

Por ello, se recomienda:

  • Realizar analítica sanguínea con perfil lipídico (que incluya niveles de colesterol y triglicéridos) a partir de la pubertad o los 11 años, con una duración de la diabetes de 2 a 5 años.  Se recomienda comenzar a los 2 años de evolución si hay antecedentes familiares de hipercolesterolemia, enfermedad cardiovascular temprana o si se desconoce el historial familiar. Si los niveles son correctos, repetir cada 3 años.
  • Toma de tensión arterial en reposo, desde el diagnóstico, con una frecuencia anual, aunque sería ideal su realización en cada visita.

Para resumir el cribado de las complicaciones crónicas, se presenta la siguiente tabla adaptada de la guía de práctica clínica de la ISPAD (International Society for Pediatric and Adolescent Diabetes, Clinical Practice Consensus Guidelines 2022).

 

Sección revisada en Oct. 2023 por: Dra. Carla Pretel Echaburu | Asesora en Diabetes Pediátrica de la Fundación para la Diabetes Novo Nordisk y Especialista en Pediatría. Máster en Endocrinología Pediátrica y Diabetes del niño y del adolescente. Hospital Sant Joan de Déu, Barcelona

Sección realizada por: Esmeralda Colino | Endocrinólogo pediatra. Madrid y revisada
Ilustraciones: Lucrecia Herranz

 

BIBLIOGRAFÍA
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