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General   Fundación para la Diabetes

Insulina: la investigación altruista que ha salvado millones de vidas

La historia del éxito de la insulina está ligada a la generosidad de los investigadores que la aislaron en 1921. El médico canadiense Frederick Banting y su ayudante Charles Best podían haber patentado el descubrimiento, pero cedieron los beneficios a la Universidad de Toronto. Ese gesto altruista tuvo un gran impacto en la salud pública. Con la patente libre, la fabricación de insulina se aceleró, lo que facilitó un rápido acceso al tratamiento de los pacientes con diabetes. Richard Welbourn, historiador de la cirugía endocrina, ha señalado que la producción comercial a partir de 1922 “fue el mayor avance en tratamientos médicos desde la aparición de los antisépticos cincuenta años antes”.

Hace un siglo la diabetes dejó de ser una sentencia de muerte. Un niño de 14 años desahuciado, Leonard Thompson, fue el primer paciente en salvar la vida. “La insulina fue un hito en el tratamiento de las personas con diabetes tipo 1 que hasta ese momento no tenían ninguna opción terapéutica, salvo las famosas dietas del hambre, y su esperanza de vida era muy baja”, señala Esteban Jódar, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirónsalud Madrid.

Las primeras insulinas que se obtuvieron fueron de derivados de páncreas de animales, primero de perros y después de bóvidos, que surtían efecto durante poco tiempo. A partir de ahí, señala Esteban Jódar, “se inició una carrera para adaptarlas mejor a las necesidades de los pacientes y prolongar su acción”. Conseguido ese objetivo, “hubo que superar el obstáculo de las reacciones alérgicas que provocan algunas. El siguiente hito fue intentar obtener insulinas humanas, algo que se logró por ingeniería genética”. De forma paralela fueron apareciendo dispositivos que han facilitado el control de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes tanto de diabetes tipo 1 como de tipo 2. Esta última representa el 95% de los casos y su prevalencia, disparada en las últimas décadas, cobra ya tintes de epidemia mundial.