Su privacidad es importante para nosotros

Utilizamos cookies propias y de terceros que permiten el funcionamiento y la prestación de los servicios ofrecidos en el Sitio web, así como la elaboración de información estadística a través del análisis de sus hábitos de navegación. Al pulsar en Aceptar consiente expresamente el uso de todas las cookies. Si desea rechazarlas o adaptar su configuración, pulse en Configuración de cookies. Puede obtener más información en nuestra Política de Cookies.

  • Cookies necesarias Las cookies necesarias ayudan a hacer una página web utilizable activando funciones básicas como la navegación en la página y el acceso a áreas seguras de la página web. La página web no puede funcionar adecuadamente sin estas cookies.
  • Cookies de estadística Las cookies estadísticas ayudan a los propietarios de páginas web a comprender cómo interactúan los visitantes con las páginas web reuniendo y proporcionando información de forma anónima.
  • Cookies de marketing Las cookies de marketing se utilizan para rastrear a los visitantes en las páginas web. La intención es mostrar anuncios relevantes y atractivos para el usuario individual, y por lo tanto, más valiosos para los editores y terceros anunciantes
General   Fundación para la Diabetes

Los diabéticos denuncian la mala calidad de las “agujas chinas” para insulina

Los pacientes con diabetes, según su tipología, se deben inyectar insulina regularmente y para ello la sanidad pública les proporciona agujas para su administración. Las consejerías de sanidad de cada comunidad autónoma establece concursos para la compra o adquisición de estos productos sanitarios. La Federación de Diabéticos Españoles (FEDE) denuncian que este tipo de procedimientos “buscan un efecto de ahorro económico”.

“Al final en muchos casos nos estamos encontrando con agujas de muy mala calidad que lo que hacen es traer muchas quejas y molestias a los pacientes”, explica a ConSalud.es el presidente de FEDE, Andoni Lorenzo. De hecho, esta falta de seguridad se traduce en daños físicos en los propios pacientes y, por lo tanto, en un detrimento de su calidad de vida. “Hacen sangrados, hacen moratones e incluso el paciente puede creer que se está administrando las unidades de insulina suficientes y, sin embargo, debido al mal estado de la aguja, inyectarse menos”, lamenta Lorenzo.