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Niños y adolescentes   Fundación para la Diabetes

Terapia con bomba de insulina en verano

Roque Cardona Hernández Por: Roque Cardona Hernández
Asesor en Diabetes Pediátrica de la Fundación para la Diabetes. Endocrinólogo pediátrico con dedicación preferente a diabetes en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona
Fecha:

Balón en la playaLlega la tan ansiada época de verano y por fin el momento para disfrutar de las merecidas vacaciones… Tanto si la familia se plantea ir a pasar una temporada a una zona de playa, si se ha planeado un viaje transoceánico a otro continente o si esta vez hemos elegido pasar unos días en la montaña, surgen siempre una serie de preguntas: ¿es mejor que le quite la bomba de insulina durante el verano? ¿me pondrán problemas en el aeropuerto? ¿puedo hacer una desconexión puntual? ¿qué hacer si estoy lejos de casa y se estropea la bomba? ¿cuánto tiempo puede durar la desconexión si vamos a la playa?

Ante todo hemos de tener presente que existen pocos estudios que aporten evidencia científica a este tipo de preguntas y muchas de las recomendaciones que los equipos de diabetes realizamos, las hacemos basándonos en las experiencias y anécdotas que las familias de nuestros pacientes con diabetes nos cuentan a la llegada de sus vacaciones.

Con ello, queremos decir que lo que a una persona le va bien puede que a otra no le beneficie tanto y viceversa. Es importante que conozcas bien la diabetes de tu hijo (o te conozcas bien a ti mismo) para que decidas qué puede ser más beneficioso para él y en todo caso siempre es recomendable que compartas tus planes con el equipo de diabetes de tu hijo.

¿Es mejor que le quite la bomba en verano?

En primer lugar, hemos de tener presente que las vacaciones por lo general implican cambios en nuestra rutina habitual.

Los horarios tienden a relajarse, podemos levantarnos más tarde, apurar la hora de ir a dormir, hacer una siesta, viajar cambiando el huso horario en el que nos encontramos o hacer cambios en el tipo o la cantidad de comida que ingerimos. Este hecho tiene especial relevancia cuando viajamos a otra cultura y tenemos la ocasión de probar otros tipos de platos con los que no estamos tan familiarizados…

Para todos estos aspectos, la bomba de insulina aporta una serie de ventajas respecto a la terapia con múltiples dosis en relación con la flexibilidad que aporta y el ajuste rápido a los cambios de rutina y de actividad.

Muchas personas que utilizan la bomba de insulina nos refieren que el manejo de la diabetes es más sencillo con ella, sobre todo a la hora de manejar los horarios irregulares de comida, los cambios de huso horario, corrección de hiperglucemias, prevención de hipoglucemias y manejo de las emociones y tensiones asociadas a los viajes.

Por tanto, aunque al final es una decisión muy individualizable, continuar utilizando la bomba de insulina en época de verano y vacaciones es una opción más que válida y razonable.

Además, hoy en día, con la evolución de la tecnología, las bombas de insulina han pasado de ser meros dispositivos de administración de insulina a convertirse en dispositivos de administración automática, ya que, dependiendo del modelo, es posible su integración con sistemas de monitorización continua de glucosa de forma que el sistema sea capaz de tomar decisiones de manera autónoma y sin intervención de la persona que tiene diabetes. Esas prestaciones ayudan a evitar episodios de hipoglucemias o excursiones hiperglucémicas después de las comidas, con lo cual muchas personas deciden seguir con el sistema durante las vacaciones de verano a fin de disfrutar sus vacaciones con menos preocupaciones centradas en la diabetes.

Preparación del equipaje

De cara a prever contratiempos es importante llevar suficiente material (al menos el doble del que se piensa utilizar) y que este material esté repartido entre el equipaje a facturar y el equipaje de mano, por si alguno de ellos se extraviara.

Generalmente los catéteres , reservorios y sensores ocupan un volumen importante en nuestro equipaje lo cual a veces nos dificulta hacer la maleta (no obstante, a medida que se van consumiendo nos dejarán un espacio extra en el equipaje que vendrá muy bien para las compras o regalos que traigamos de nuestro lugar de vacaciones).

La insulina y el glucagón han de estar siempre en el equipaje de mano. Generalmente no suele haber problemas en los aeropuertos con esta medicación pero en cualquier caso siempre es recomendable tener un informe a mano del equipo de diabetes donde conste el diagnóstico de diabetes y la modalidad de fármacos o tratamiento que se utilice.

TeléfonPuede ser muy útil llevar el número teléfono del hospital de la zona donde se vaya a alojar en vacaciones por si fuera necesario en caso de emergencia, así como el número de contacto de su equipo de diabetes. Igualmente es tremendamente útil llevar el número de teléfono de atención al cliente de la compañía que fabrica la bomba de insulina ya que a menudo disponen de un servicio para atención al usuario en caso de avería de la bomba de insulina con posibilidad en muchos casos de envío de otra de sustitución.

Viajar en avión

Algo que agobia mucho a las personas con diabetes que llevan bomba de insulina es el paso por la seguridad de los aeropuertos. En general las personas con diabetes no han de quitarse la bomba de insulina para pasar por los detectores de metales. La mayor parte del personal que trabaja en la seguridad de aeropuertos en el mundo occidental suele estar concienciado de lo qué es una bomba de insulina. Un informe o carta del pediatra endocrinólogo o educadora de su hijo puede facilitar este paso. La recomendación general que realizan los fabricantes es que tanto la bomba de insulina como el CGMS pueden pasar por el detector de metal, pero que no es recomendable someterlos a escáneres corporales totales ni a rayos X. No obstante, pueden existir variaciones puntuales en las recomendaciones que realizan los distintos proveedores de bombas de insulina, por lo que es necesario que en caso de duda al respecto lo consulte antes de emprender el viaje.

Cambios de huso horario

Existen distintas estrategias y ninguna es superior a la otra. Todo depende de la experiencia y seguridad que cada persona tenga. MacNeill y colaboradores recomiendan realizar ajustes en la basal cuando el viaje implique más de 4 horas de diferencia horaria y agrupan las estrategias en tres:

  1. Si los ritmos basales y los ratios insulina/carbohidrato son similares a lo largo de todo el día, sugieren cambiar la hora de la bomba a la llegada al destino.
     
  2. Si existen distintos ritmos basales o ratios insulina/carbohidrato otra posibilidad es cambiar la hora de la bomba gradualmente (incremento/descenso gradual del reloj de la bomba de insulina) desde 4 horas antes de la salida del vuelo -y durante todo el vuelo- hasta hacerla coincidir con la hora del destino en el momento de la llegada.
     
  3. Si hay una diferencia importante en el huso horario, Wolpert sugiere cambiar la hora de la bomba gradualmente durante varios días empezando desde antes de realizar el viaje y concluyendo el ajuste hasta varios días después de la llegada.

Actividades acuáticas

A pesar de que la mayor parte de modelos de bomba de insulina son resistentes al agua, se recomienda realizar una desconexión puntual y quitar la bomba durante el baño en la playa, piscina, saunas,... Dado que de una forma u otra será bastante probable que un niño moje la bomba de insulina, es importante que consulte con antelación al fabricante de la bomba de insulina sobre las prestaciones de la bomba en relación al agua.

Desconexiones

De nuevo, aquí existe muy poca evidencia científica sobre lo qué es más o menos recomendable, por lo que al final la experiencia de cada persona puede determinar qué estrategia es la más adecuada para cada uno.

En cualquier caso, es importante prever con antelación la estrategia a seguir y comentarla antes de las vacaciones con el equipo de diabetes para que se puedan proporcionar las recomendaciones precisas a cada caso particular.

Desconexiones cortas

CronómetroSi la desconexión es corta (menos de 3-4 horas) hay que suministrar insulina (análogos) de acción rápida mediante una pluma o una jeringuilla (algunas personas prefieren hacerlo incluso con la bomba) para sustituir la infusión basal de insulina que tendría que entrar en ese momento con la bomba (por ejemplo, si el ritmo basal programado es de 0.75 U/hora, habría que administrar 0.75x4 horas = 3 unidades).

Desconexiones de duración intermedia

Si la desconexión es superior a 4 horas la situación es más difícil de regular. Algunas personas prefieren manejarla con inyecciones de insulina (análogos) de acción rápida repetidamente inyectadas cada 3-4 horas mediante pluma o jeringuilla para cubrir la insulina basal que tendría que estar entrando en ese momento con la bomba utilizando el cálculo anterior.

Otras personas prefieren administrar una insulina de acción intermedia como la NPH. Este método es todavía más variable entre persona y persona, por lo que conviene ponerlo en práctica con cautela. En este caso muchos pacientes nos refieren que han de realizar la inyección al menos 4-6 horas antes de la desconexión. Para calcular la dosis a administrar se recomienda multiplicar el total de la cantidad de insulina basal que tendría que entrar en ese periodo por un factor de 1.25 (ejemplo si el ritmo basal durante un periodo de 8 horas es 0.75 U/h para calcular la dosis de NPH podemos utilizar 0.75 x 8 x 1.25 = 7.5 unidades).

Otras personas prefieren cubrir ese periodo sin la bomba mediante insulina regular procediendo a la inyección aproximadamente 2 horas antes de la desconexión, aunque en este caso la desconexión no debiera ser superior a 4-6 horas.

Desconexión prolongada (>24 horas)

En este caso conviene utilizar una insulina basal administrada una vez al día o repartida en dos dosis diarias para cubrir un periodo prolongado de desconexión. Muchas personas con diabetes nos refieren que necesitan inyectar el análogo de acción lenta aproximadamente 8-12 horas antes de la desconexión para evitar hiperglucemia de rebote. Generalmente es necesario administrar la dosis total de basal en una inyección o repartida en dos inyecciones. Aunque los equipos de diabetes clásicamente hemos recomendado incrementar la dosis basal un 25% si la transición es a glargina o un 40% cuando la transición es a detemir, en un ensayo clínico publicado en 2005 por Bode y en el que se estudió cómo era el control cuando se hacía la transición desde terapia con bomba a una pauta con glargina, se objetivó que durante los tres días posteriores el control fue mejor cuando se administraba la misma dosis previa de basal de la bomba en forma de glargina que cuando se incrementaba un 20% respecto a la dosis basal previa de la bomba.

En cualquier caso cuando se utilicen estas desconexiones temporales conviene monitorizar la glucemia de forma frecuente ya que, al no existir insulina circulante por estar la bomba desconectada, las posibilidades de que aparezca hiperglucemia con cetonas (e incluso cetoacidosis diabética) aumentan.

Estas pautas de desconexión son importantes para cubrir la infusión basal que tendría que entrar en el cuerpo mediante la bomba de insulina, pero igualmente es necesario administrar la insulina necesaria para cubrir las comidas (insulina prandial o bolus) que ha de calcularse mediante el ratio insulina/carbohidrato de esa franja horaria así como las correcciones de hiperglucemia, para lo cual es importante utilizar el factor de sensibilidad que se tenía programado en la bomba de insulina. Otro aspecto importante a tener en cuenta es el hecho de que cuando el catéter permanece más de 1-2 horas sin insulina fluyendo a través de él corre un riesgo muy alto de obstruirse, por lo cual ante desconexiones superiores a este tiempo puede ser necesario proceder a un cambio de catéter.      

Mantenimiento de la insulina

Generalmente la insulina que se está utilizando en el reservorio de la bomba resiste bien la temperatura exterior. Sin embargo es importante no exponer la bomba de insulina directamente al sol cuando se produzca una desconexión de ésta del cuerpo. En este caso es necesario dejar la bomba de insulina a la sombra resguardada de los rayos de sol.

De cara al transporte de la insulina, los botes y plumas de insulina pueden mantenerse a temperatura ambiente hasta 28 días mientras la temperatura exterior oscile 4-24ºC. Por encima de esta temperatura, es preferible utilizar neveras portátiles o una bolsa de frío para la insulina. En este caso es importante que la insulina no esté en contacto directo con el hielo para evitar la congelación. Una vez hayamos llegado a nuestro destino, es preferible mantener los botes de insulina que no se utilicen en el frigorífico a una temperatura 2-10ºC.
 

Con estos consejos, esperamos que tener diabetes no suponga una barrera para disfrutar de las merecidas vacaciones y en tal caso tener presente que la bomba de insulina que acompaña a tu hijo todo el año puede ser también una gran aliada para disfrutar de las vacaciones de una forma sana y segura.


BIBLIOGRAFÍA
  • Hanas R. Diabetes tipo 1 en niños, adolescentes y adultos jóvenes.
  • MacNeill et al. Vacation Ease: travelling with an insulin pump. Can J Diabetes 39(2015):178-182.

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