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General   Fundación para la Diabetes

Diabetes y trastornos alimentarios: hablemos de diabulimia

Elsa Espinosa Por: Elsa Espinosa
Psicóloga. Asociación para la Diabetes de Tenerife
Fecha:

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son problemas realmente serios donde existe una alteración grave de la conducta con peligrosas consecuencias para la salud. Los reconocidos por las clasificaciones oficiales de trastornos mentales son: Anorexia Nerviosa (AN), Bulimia Nerviosa (BN), Trastorno por Atracón (TA) y TCA no especificados (que no cumplen todos los criterios para un trastorno de la conducta alimentaria específico). También existen otros trastornos subclínicos (TCA menos graves con menor intensidad y/o menor frecuencia de síntomas).

Diabetes y trastornos alimentariosTanto en la AN como en la BN se da una preocupación excesiva por el peso  y una alteración de la percepción que tienen de la forma y el peso corporal. La AN aparece generalmente en la adolescencia  y se caracteriza por una importante restricción de la ingesta, llevando al paciente a alcanzar un peso por debajo de los mínimos normales.  La BN, por su parte, se caracteriza por episodios recurrentes de atracones (consumo descontrolado y rápido de grandes cantidades de alimentos) seguidos por conductas compensatorias inapropiadas como el vómito provocado, el abuso de fármacos laxantes y diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Se da a edades más avanzadas y pueden tener un peso normal,  incluso sobrepeso. 

Actualmente existe evidencia de que los TCA parecen ser más frecuentes en los pacientes con Diabetes Tipo 1 (DM 1) que en la población general, especialmente en las chicas adolescentes. Cuando se da esta combinación, a los serios daños para la salud que producen los TCA (metabólicos, gástricos, cardiacos, inmunitarios, neurológicos, óseos…) se añaden los de una diabetes fuera de control, deteriorando gravemente la salud y comprometiendo aún más la propia vida de la persona. 

Un TCA exclusivo de personas con DM 1  que vamos encontrando con más frecuencia en las consultas de psicología es la Diabulimia.

¿En qué consiste la diabulimia?

Es un  TCA que se da en personas insulinodependientes que, para perder peso, reducen u omiten las dosis de insulina que les corresponderían para mantener un adecuado control glucémico. Si no se trata adecuadamente, esa conducta de omisión de insulina puede llegar a cronificarse y tener fatales consecuencias para la persona afectada.

¿Cómo se adelgaza con la diabulimia?

Cuando la persona con DM 1 se administra la insulina adecuadamente, la glucosa transportada por el torrente sanguíneo obtenida de los alimentos puede entrar  en  los tejidos del cuerpo y allí entonces se usa como fuente de energía o se almacena. Sin la insulina necesaria, la glucosa se acumula en la sangre y se expulsa a través de la orina. El resultado es la pérdida  de peso.

¿Qué riesgos corre la persona con diabulimia?

Existe una  fuerte evidencia de las graves consecuencias en el organismo que conlleva la unión de la DM 1 con un TCA, incrementándose hasta tres veces las complicaciones asociadas a la DM no controlada: infecciones, daños renales que pueden degenerar en diálisis, retinopatía que puede llegar a producir ceguera, pie diabético, neuropatías…

Este grave deterioro del organismo relativo al descontrol glucémico mantenido en el tiempo, va acompañado también de los daños que se asocian a los TCA: falta de  menstruación, crecimiento y desarrollo lento  si  se da en la adolescencia, problemas gástricos, dentales, de la piel, etc.

Además, el riesgo de mortalidad se triplica y se reduce significativamente la esperanza de vida, siendo la edad media de muerte los 45 años.

¿Cuáles son las señales de la diabulimia? 

Muchas veces, como las personas con diabulimia no muestran necesariamente conductas como la restricción alimentaria, los vómitos ni excesivo ejercicio, el trastorno puede pasar inadvertido. Además, el paciente no suele tener conciencia de su problema y los profesionales y familia pueden interpretar los síntomas como los de un paciente con diabetes “incumplidor”, sin tener en cuenta el problema psicológico de base.

Esto explica la importancia de que los allegados al paciente y los profesionales que le atienden  conozcan  las señales de la diabulimia. Estas,  como con cualquier TCA,  varían de persona a persona, pero algunas claves son:

  1. Hemoglobina glicosilada consistentemente alta.
     
  2. Hospitalizaciones frecuentes por cetoacidosis diabética (CAD).  No obstante,  algunos pacientes sólo manipulan la insulina de acción rápida y siguen administrándose la  insulina basal, por lo que pueden no experimentan la CAD.
     
  3. Resultados poco fiables de los controles de la glucemia o ausencia de estos. Pueden manipular tiras reactivas, decir que olvidaron el glucómetro, etc.
     
  4. Menstruaciones irregulares o inexistentes.
     
  5. Fluctuaciones de peso inexplicables.
     
  6. Preocupación excesiva por su peso e insatisfacción con su imagen corporal. Independientemente de su peso real  (que puede ser bajo, alto o normal), pueden  pesarse varias veces al día y si ven algún aumento, omitir insulina y comidas.
     
  7. Patrones de alimentación irregular. Pueden restringir alimentos, saltarse  comidas,  eliminar los dulces para perder peso. Estas restricciones pueden ir seguidas de una intensa sobreingesta  (atracón), lo que les genera sentimiento de culpa, de fracaso y aumenta su ansiedad. Para compensar el atracón, vuelven limitar su ingesta y/o evitar la insulina. El ciclo vicioso se repite. El objetivo  de las personas con diabulimia es bajar de peso y, aunque  algunos pueden mostrar pérdida de peso en un período de tiempo, la conducta alimentaria errática ralentiza el metabolismo y es infrecuente que la pérdida de peso se mantenga duradera ocurre.
     
  8. Malestar al tener que ponerse insulina ante otras personas.
     
  9. Acopio de alimentos. La falta de insulina impide  la nutrición adecuada y esto genera hambre. Los pacientes pueden acaparar alimentos y comerlos en los  momentos que sienten hambre y no la controlan. Esto les puede generar  culpa, sentimientos de fracaso, de pérdida de control, vergüenza y ansiedad.
     
  10. Falta de conciencia del problema y de constancia en las citas con profesionales.
     
  11. Depresión, ansiedad, cambios de humor y/o  fatiga.

¿Qué características suelen compartir las personas con diabulimia?

Generalmente  son mujeres que inician su problema en  la adolescencia o en la juventud. Suelen presentar problemas de baja autoestima, perfeccionismo, depresión  y  gran preocupación por la imagen corporal, aspecto este clave en la valoración de sí mismas. En su entorno familiar puede jugar un papel importante: la falta de afecto,  conflictos, sobreprotección, problemas de co­municación y expresión emocional, altas expectativas familiares, preocupación exce­siva por el peso y las dietas del padre o la madre…

¿Cómo ayudar?

El primer paso para afrontar el problema es identificarlo como tal. Es importante no  juzgar a la persona ni acusarla, en lugar de eso, podemos  sentarnos con ella y mostrarle las señales de su TCA y sus riesgos. Muchas veces, saber que lo que les sucede tiene un nombre y le pasa a muchos otros, ayuda a la persona a tomar conciencia de su situación. No se debe  utilizar las complicaciones que pueden aparecer a medio/largo plazo para infundir miedo. La mayoría de los adolescentes y los adultos jóvenes no parecen creer que le puede pasar a ellos y lo ven demasiado lejos. Su obsesión por perder peso es más poderosa que la idea de evitar problemas futuros por muy graves que sean.

Es necesario consultar lo antes posible con profesionales cualificados  y  que el paciente sea atendido por un equipo multidisciplinar formado por: endocrinólogo, educador en diabetes, psiquiatra y   psicólogo conocedores de los TCA y  la DM. Hay casos en los que será necesario un trabajador social.  Cuanto  más precozmente se detecte el problema, más posibilidades de  éxito.

Para las personas con DM es crucial contar con  profesionales con quien poder hablar abiertamente de frustraciones con su peso, miedos sobre la insulina, la ingesta de ciertos alimentos…Si no se da esta alianza terapéutica entre paciente y profesional, difícilmente se podrá avanzar, así que merece la pena buscar al profesional con la sensibilidad y empatía adecuadas.  

La ayuda del experto le facilitará  trabajar en dos objetivos importantes: control de glucemia y  peso saludable. Partiendo de las creencias, miedos, preferencias y necesidades del paciente, se informará sin tratar de presionar  o dar miedo y se darán recursos para trabajar los hábitos alimenticios saludables, efectos y manejo adecuado de insulina, práctica de ejercicio (si el estado físico del paciente lo permite)… Todo ello  ayudándole a encontrar motivaciones para modificar conductas para esa persona en concreto (ej. dejar de sentir cansancio,  sed y  ganas tan frecuentes de orinar, mejor concentración, rendimiento deportivo y estado de ánimo, etc.)

Se han de negociar metas pequeñas y alcanzables. Para los pacientes que restringen insulina es mejor ir poco a poco aumentando las dosis,  facilitando así las probabilidades de ir alcanzando los cambios propuestos, lo que aumentará la sensación de control de sí mismo y del tratamiento.

En cuanto a la intervención psicológica,  han de trabajarse aspectos que subyacen y/o mantienen el TCA: manejo de estrés, de depresión, potenciación de autoestima, habilidades de comunicación y de resolución de problemas,  modificación de creencias erróneas sobre el peso y la figura corporal, superación del perfeccionismo, etc. Se adaptará a cada caso particular, siendo muy recomendable incluir a la familia.


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